Redactar una tesis no es una tarea sencilla: todo aquel que debió atravesar ese proceso lo sabe (y, sinceramente, no creo que existan excepciones). A eso se suma que es raro, muy raro, que una persona le pueda dedicar todo su día —o su noche— a escribir la tesis. Por lo general, o está cursando alguna última materia, y/o preparando un examen, y/o trabajando. O, sencillamente, tiene una vida.
Por eso, no es infrecuente caer en la tentación de tomar textos ajenos y cambiarles alguna palabra, aunque sea una en cien. Total, eso ya es parafrasear, ¿no? (Spoiler: el gatito tiene la respuesta).
En otros casos, no es una cuestión de ignorancia (o de “viveza criolla”), sino de desorden. Un libro por aquí, un paper por allá, un sitio web por no sé dónde y, si no tenemos el hábito de consignar de qué lugar extrajimos cada cosa, podemos terminar perdidos en un mar de fuentes llenas de ensaladas de datos, por cierto muy indigestas, donde es muy difícil identificar el origen de los ingredientes.
Y así es como, a lo largo de mi trayectoria corrigiendo tesis, vi con asombro como muchas —diría la mayoría— superan los límites de la cita y la referencia para terminar siendo un pastiche de “copy” y “paste”. Quizá muchos lo hicieron así con la voluntad de reescribir con sus propias palabras, en algún momento, esos conceptos copiados, y el tiempo los pasó por encima y deciden jugársela porque, después de todo, articular fragmentos de muchos autores entre sí también requiere mucho trabajo. No voy a negar eso.
Tal vez varios creen de buena fe que en una tesis la producción propia es secundaria y que el arte consiste en hacer una síntesis de lo más importante que se ha dicho sobre un tema, respetando las palabras originales de quienes, después de todo, son expertos en la materia.
No lo sé. Pasan los años y no tengo una respuesta definitiva. Pero toda esa situación descrita fue en gran parte la causa que me impulsó a dejar de trabajar con tesis. Es descorazonador ver cómo muchas tesis terminan siendo una combinación, más o menos lograda, de palabras ajenas con apenas algún párrafo de elaboración propia aquí y allá.
Es por eso que siento que debo escribir este post, por si algún tesista llega hasta acá y le pueden ser de ayuda mis palabras. Querido estudiante, aquí va lo que quiero compartir contigo para facilitar tu tarea y contribuir a que llegues a buen puerto:
- Transcribir un párrafo y alterar el orden de las palabras o quitarle un fragmento NO es parafrasear; no, al menos, en el sentido que un trabajo académico requiere. Parafrasear es tomar el concepto original del autor y reformularlo con las propias palabras.
- Hacer una tesis no es hacer curaduría de textos, por más sofisticada que esta sea. Es cierto que debemos hacer una selección de autores y, dentro de ellos, de sus obras, pero las citas textuales solo deberían ser una opción cuando las palabras exactas del autor son realmente la manera más precisa de ilustrar el punto que deseamos exponer. Son como granos de sal: resultan necesarios para resaltar el sabor del plato (en este caso la tesis); pero, en exceso, pueden echarlo a perder.
- Para elaborar una tesis es imprescindible el orden y llevar un registro de fuentes. Lo recomendable es no solo hacerlo dentro del propio documento, sino realizar fichas (ya sea en un papel o en un archivo que esté subido en la nube, para no perderlo si le pasa algo a la computadora) de cada fuente que utilizamos, indicando puntualmente cuál fue el material extraído de cada una.
- Las citas de bloque (que suelen ser aquellas que superan las 40 palabras) deben usarse cuando su apoyo es necesario para desarrollar un tema. Pero abusar de ellas es una práctica que transmite (aunque no sea así verdaderamente) un pobre entendimiento de lo que es la producción de un trabajo académico, pereza intelectual y falta de confianza en la propia capacidad argumentativa.
- Aunque pueda sonar innecesario aclarar esto, quizá no lo sea tanto: sí, el plagio se detecta, y copiar y pegar sin indicar fuentes es una práctica que solo será pasada por alto por personas e instituciones que, por un motivo u otro, deseen pasarla por alto.
- Incluso aunque se citen las fuentes de aquello que se copia, hay que recordar siempre que la tesis debe aportar la mirada del tesista acerca de un tema, y para expresar ese punto de vista se necesita de palabras propias, no de palabras prestadas. Hay una proporción entre citas y texto de elaboración personal que se debe respetar, en la que las citas, previsiblemente, deben ocupar un lugar acotado.
Bien, ya hice catarsis; una catarsis que espero que sea útil para algún estudiante que llegue por aquí, sea que esté haciendo su tesis o que deba hacerla en el futuro cercano. Si aún no empezaron, el mejor consejo que les puedo dar es que sean prolijos y ordenados desde el principio. En caso de que no lo hayan sido y ya no recuerden qué escribieron ustedes y qué no, pueden recurrir a un detector de plagio online. Si bien existen versiones gratuitas, yo recomiendo las de pago. Existen muchas herramientas de este tipo: una de ellas es Quetext (y no, este no es un enlace de afiliados).
Dicho esto, les deseo éxito en esa ardua tarea que es escribir una tesis. No desfallezcan; y, si necesitan apoyo, pueden leer por ejemplo mis tips para hacer una tesis.
Gracias ari sos una genia.