La hoja de ruta 2022 es crucial. Todos deberíamos llevarla en la billetera, junto con el DNI o cédula, el registro en los casos donde aplique, las tarjetas, el dinero (SIEMPRE tenés que llevar efectivo en tu billetera, aunque no lo uses), las fotos de hijos/parejas/mascotas, etc.
¿Por qué? Porque eso te va a ayudar a no perder de vista tus objetivos. Cada vez que tengas algún “tiempo muerto” (no creo mucho en esa descripción, pero esa es otra discusión que dejaré para más adelante) dale vida. Date vida y leela.
No te digo que guardes este post en favoritos ni, mucho menos, que lo imprimas. Soy muy consciente de que este post poco a poco se perderá en el magma de la vida cotidiana, que tiene una potencia que es la envidia de los agujeros negros.
Solo te pido que lo leas con cuaderno y lapicera para tomar apuntes. No de lo que yo escribo, sino de lo que mis palabras despierten en vos. Y con un té/café/mate al lado como para hacer más amena la cosa.

Bien, habíamos quedado en el punto de que ESTE IBA A SER TU AÑO.
Mi año, nuestro año. Eso no depende de las circunstancias. Depende de nosotros.
Podemos pasar situaciones mejores o peores; más felices o más tristes; y, posiblemente, el año será una combinación de ambas para todos, solo que evaluaremos ese collage de experiencias de una manera distinta. El objetivo de este texto es que, cuando este año termine, puedas releer tu hoja de ruta 2022 y sentirte en paz porque diste todo para lograr lo que escribiste en ella. La felicidad es un estado que es muy difícil que perdure en el tiempo; la paz es algo que nos puede acompañar siempre y darnos herramientas para, poco a poco, salir de momentos complicados.
No te asustes: este no va a ser un texto largo. Simplemente te voy a dar unas pocas pautas para que VOS armes tu propio texto. Te propongo que hagas dos versiones: la original será la que vayas redactando a medida que leas, y que podrás ir editando a lo largo del año. Pero, ni bien termines la primera versión de ese original, te pido que hagas una versión más resumida con lo que vos consideres más importante. Puede tener solamente palabras sueltas y dibujitos: lo importante es que tenga sentido para vos. Esa es la que vas a llevar SIEMPRE en tu billetera. Y, si no usás billetera (por muchos años yo no usé formalmente una, así que puedo entender la situación), en tu cartera, mochila o… sé original, en algún lado siempre se puede llevar.
Creo que todos nos podemos dividir en tres grandes grupos (leé el que corresponda a tu caso):
A. Estoy contento/a/e con lo que hice en el 2021 y quiero que el 2022 sea igual
Por un lado, aplauso, beso y medalla para vos, porque si estás satisfecho con tu 2021 es que algo hiciste bien: al menos, ver el lado positivo de todo lo que te haya pasado. Por otro lado, te tengo una noticia: lo que no mejora, empeora, porque nada permanece estático en este mundo. Y, cuando algo se estanca y no se mueve por demasiado tiempo, llegará el día en que la vida misma te obligará a moverte. Y creeme que, por lo general, no lo hará de una manera agradable. Quizá ya lo hayas experimentado y, si no, tomá las medidas necesarias para minimizar el riesgo de que te suceda.
Esto que te estoy diciendo no tiene que ver con el perfeccionismo, sino con una ley natural de la vida, que integra el ritmo, el cambio y el movimiento. ¿Te fue bien en el 2021? Genial. Para redactar tu hoja de ruta 2022, guiate por las siguientes preguntas:
1. ¿Cuáles fueron los highlights de este año, los momentos más lindos, aquellos que quiero que se repitan durante el 2022?
2. ¿Cuáles fueron los pasos que seguí para lograrlos? A veces —la mayoría de las veces, diría— no somos conscientes de esos pasos, o creemos que todo se debió a la intervención de una mano divina. No digo que esto último no suceda, pero en todo caso esa mano responde a nuestras acciones. Este paso quizá te cueste, pero dedicale todo el tiempo que sea necesario a identificar esas pequeñas y grandes acciones que te condujeron hacia eso que deseás seguir viviendo en el 2022.
3. ¿Puedo seguir repitiendo esos pasos este año? Si no es así, ¿hay a mi alcance alguna alternativa similar que pueda probar?
4. No hay nada malo en estar felices con lo que ya tenemos. De hecho, es necesario —como punto de partida— estar agradecidos por las cosas buenas con las que ya contamos. Pero no me voy a cansar de repetirlo: lo que se estanca, más tarde o más temprano, se pudre o empieza a sufrir algún tipo de distorsión. Ya contás con una ventaja por sobre otras personas: pudiste identificar cosas, situaciones y personas que te dan alegría. A veces, esa alegría tapa otros sueños que elegimos olvidar porque creemos que la ambición es mala y que si vamos por más podemos perder lo que ya tenemos. No hablo de querer avanzar por mandatos sociales que nos son ajenos. No: hacé un autoexamen profundo de tus sueños: los tuyos; no los de tu pareja, no los de tus padres, no los de tus hijos, no los de tus amigos, no los de tu familia, no los de tus compañeros de trabajo, etc.
5. Si en el punto 4 identificaste alguno de esos sueños, pasá al punto 2 de la siguiente categoría (así es, la B) y leé hasta el punto 7. No vale solo leer, claro. ¡¡¡¡Hacé los ejercicios!!!!
B. El 2021 no estuvo mal, pero me quedan muchos sueños en el tintero por cumplir
1. Bien. En este caso tu ventaja es que tenés claro que hay “algo” que te falta para poder sentirte mejor con tu situación. Si ya tenés certeza acerca de qué engloba ese algo, hacé una lista: cuanto más específica y con más detalles, mejor.
2. La pregunta que debería guiarte es: ¿por qué logros me gustaría estar brindando cuando termine este 2022? La lista puede ser tan corta o tan larga como quieras. El único límite debería ser que esos sueños sean tuyos y no de nadie más (leer el punto 4 del apartado anterior).
3. Clasificá esos sueños por orden de prioridad. Obviamente, les vas a dedicar más tiempo, energía y recursos a los primeros, así que este punto es MUY importante. Al fin y al cabo, la vida es cuestión de priorizar y enfocar(se).
4. En diciembre de 2022, esos sueños deberían haberse cumplido o estar en un estado avanzado. Vas a imaginar primero el deseo cumplido y después desandar el camino de los hitos que deberías ir cumpliendo a lo largo del camino. Quizá todavía no tengas en claro las acciones semanales o diarias, pero anotá el objetivo intermedio que sí o sí deberías cumplir cada mes para llegar a tu meta en diciembre (o, al menos, estar cerca).
5. Empezá por enero (o el mes en el que leás esto. Nunca es tarde, aunque muchos digan lo contrario: ¡no los escuches!). Después de escribir la meta que debería estar cumplida al final del mes, desglosá primero semana a semana y luego día a día las acciones que deberías hacer. Recordá que cumplir un sueño es un trabajo diario. Dedicale aunque sea 5 minutos cada día y, si un día te lo saltás, al día siguiente le dedicás 10. No te autoengañes. Para que el universo/Dios/como sea que le llames haga su parte, vos debés hacer la tuya. Siempre funciona así.
6. Repetí el paso 4 por cada sueño. Si tenés muchos, vas a tener que trabajar mucho, y es natural que así sea. Eso va a medir tu nivel de compromiso y, eventualmente, te va a ayudar a filtrar sueños que vos sentís como propios y, quizá, sean ajenos. O tal vez sean tuyos, pero sientas que no podés dedicarte a todos y elegís priorizar unos sobre otros. Si eso sucede, apostá CON TODO a aquellos que elegís.
7. Al principio te va a costar todo lo anterior, en especial si —como en mi caso— tenías varios sueños relegados y ahora te parece abrumador ocuparte de ellos. Te puedo decir con conocimiento de causa que más abrumador es NO dedicarte a ellos. Eso siempre, pero siempre, te pasará factura y, cuando eso ocurra, te aseguro que te llevará más tiempo del que te imaginás pagarla.
C. 2021 fue *inserte el insulto correspondiente*. El 2022 tiene que ser mejor
1. Bien, vos que formas parte de este grupo también tenés una ventaja. Una gran ventaja con respecto a las categorías anteriores: casi cualquier cosa que pueda ocurrir te va a parecer aunque sea un poco mejor que lo que pasó en el 2021. Aunque objetivamente el año para vos puede no haber sido tan malo, al final las cosas no son “como son”, sino como las percibimos. Los límites del mundo se corresponden con los límites de tu percepción.
2. Antes de hacer las listas que hicieron las personas de las categorías anteriores, es menester que hagas otro ejercicio. Primero, respirá hondo; es más, si sabés hacer ejercicios de respiración o tenés alguna app (yo recomiendo Prana Breath) hace alguno de esos ejercicios por 10 minutos. Si no, en internet hay muchos. Te puedo recomendar, por ejemplo, que busques Bhramari, Chedvah Breathing, la respiración cuadrada… hay varias que te pueden servir.
3. Aunque parezca muy trillado, para dar lugar a lo nuevo, hay que dejar ir lo viejo. Hacé la lista de aquello que no deseás volver a vivir, agradecé las lecciones que te dieron esas experiencias (aunque te cueste y ahora no puedas verlo) y expresá en voz alta o en tu mente que eso es tu pasado y que ya no forma parte de lo que sos hoy. Se suele decir que hay que quemar ese papel, pero yo creo que todo está en la intención, no en el acto en sí. Si no podés o querés manipular el fuego, rompé ese papel y sacalo de tu casa en cuanto puedas. Ya está. Eso ya no tiene poder sobre vos. Cada recuerdo que pueda volver a tu mente sobre esas experiencias solo es una ayuda para impulsarte hacia tus sueños.
4. Cuando venimos de años muy traumáticos (y lo entiendo a la perfección porque he tenido varios) sentimos que perdimos la capacidad de soñar. No es así. Solo necesitamos más tiempo de reflexión y soledad que los grupos anteriores, porque esos sueños siguen viviendo dentro de nosotros y requieren que estemos en silencio para que podamos escuchar su voz. Por favor, no subestimes el poder del silencio. Buscá (hacete) tiempo a solas y te garantizo que los objetivos para tu hoja de ruta 2022 van a ir surgiendo.
5. No prolongues indefinidamente el punto 4. ¡Hay que pasar a la acción! En mi experiencia, dos semanas dedicadas a los puntos 3 y 4 deberían ser suficientes. Si les dedicás más tiempo, involuntariamente vas a alimentar la inercia, y eso va a ser contraproducente.
6. Ahora sí, leé —y hacé— los puntos 2 al 7 de la categoría B.
Epílogo
NO leas esto hasta que no hayas hecho los ejercicios correspondientes a la categoría con la que te identifiques.
¿Terminaste?
Ahora sí.
Ya tenés tu hoja de ruta y ahora te aviso, te anuncio, que vas a tener una compañera de ruta: yo. Porque estoy haciendo exactamente lo mismo que te estoy proponiendo a vos. No estás sol@. Nunca estás sol@. Quien lucha por sus sueños siempre es parte de una tribu, aunque no lo sepa.
Un beso y un abrazo y muchas fuerzas para lo que viene
Ariana
(Si este post te ayudó de alguna manera y querés dar las gracias, podés invitarme un ☕)