La relación entre trabajo y cuarentena es, sin duda, un tema protagónico en este contexto. Si hay algo que hoy en día está claro como el cristal es que, justamente, nadie tiene una bola de cristal donde se pueda ver de manera diáfana qué sucederá en el futuro. Ya no digamos un futuro lejano: creo que pocos se aventurarían a pronosticar qué pasará en las próximas semanas.
Sin embargo, hay una cosa cierta. Todos tendremos que seguir comiendo y, para eso, la mayoría de nosotros deberá seguir encontrando una fuente de trabajo en cuarentena; y, por supuesto, después. Quienes estamos del “lado digital” lo tenemos, en cierto modo, más fácil, porque podemos realizar nuestro trabajo a distancia. No obstante, si a su vez nuestros clientes pierden sus fuentes de ingresos o deben redistribuir sus gastos, también nos veremos afectados en mayor o menor medida.
En cualquier caso, lo que está claro es que las actividades que involucran un contacto presencial con otros son, en este momento, las más perjudicadas. La única solución posible para sobrevivir, al menos hasta que podamos vislumbrar con mayor certeza cómo va a evolucionar el comportamiento social, es pasarse al mundo digital. Que -en definitiva- ofrece resultados concretos que nos dan herramientas para vivir en un mundo material, así que no es tan etéreo como su nombre podría sugerir.
Por eso, dedico este post a quienes se ven en la necesidad de rediseñar su futuro laboral. Jamás me gustó decirle a otra persona qué es lo que considero que tiene que hacer frente a una situación dada. En primer lugar, porque no existe una respuesta aplicable a cualquier situación, y tengo la certeza de que las respuestas que corresponden a nuestro caso particular siempre están dentro de nosotros; a lo sumo, otra persona podrá ayudarnos a descubrirlas.
En segundo lugar porque, incluso si existiera esa respuesta universal, no soy yo quien tenga acceso a ese conocimiento. Por lo tanto, solo ofrezco recomendaciones basadas en lo único que puedo aportar: mi experiencia como profesional en el rubro digital. A continuación, les presento los aspectos que a mi entender es imprescindible fortalecer para establecer una relación sana entre trabajo y cuarentena. Esto es, redefinir nuestro rumbo laboral o afianzarnos en aquel donde ya estemos establecidos.
1- Autoestima
La regla básica, tanto en este momento como en cualquier otro para alcanzar todo tipo de objetivo, es mantener un nivel saludable de autoestima. Esto no es fácil y, a veces, aunque proyectemos una gran seguridad ante el mundo, por dentro la situación es muy distinta. En consecuencia, debemos ser muy honestos y evaluar si buscamos en el afuera una validación que solo nosotros nos podemos dar.
El hecho de estar rodeados por un contexto de incertidumbre nos puede inducir a caer en las arenas movedizas de pensamientos oscuros que, de acuerdo a nuestra personalidad, pueden inclinarse tanto al pasado como al futuro. La orientación en la línea temporal no reviste mayor relevancia porque, finalmente, la consecuencia será la misma. Tanto si recordamos momentos poco felices de nuestra historia como si no nos sentimos preparados para los días venideros, estamos agotando gran parte de nuestra energía –que es un recurso finito- alimentando la llama de un dolor que no hará más que consumirnos, tanto en lo simbólico como en lo material.
Querido lector: si llegaste a este momento histórico y sobreviviste durante muchas otras etapas críticas, estás más que preparado para afrontar esta. No te dejes llevar por recuerdos o pronósticos sombríos. Lo que cuenta es lo que hagas hoy con tu vida, que a su vez pueda servir para ayudar e inspirar a otros. No dejes que nadie te tire abajo el ánimo; nadie, absolutamente nadie. Confiá en vos y no esperes que nadie más lo haga: con tu propia confianza es suficiente, hoy y siempre. Amate y respetate, porque esa es la única manera de que puedas respetar y amar en un mundo que nos recuerda que amor y respeto pueden ser enunciados a través de palabras, pero se manifiestan en los hechos.
2- Relax
Quizá tan importante como aumentar y fortalecer nuestra autoestima es la necesidad de aprender a gestionar nuestras emociones y nuestro nivel de ansiedad. Para este ítem, mucho más que para otros, no existe una respuesta general. La pauta básica, en mi opinión, es la de hacer algún tipo de ejercicio; en otras palabras, mover el cuerpo. Eso me parece aplicable a cualquier momento, y mucho más en este donde nos vemos obligados a un confinamiento que afecta cuerpo y mente.
La fortuna les sonríe a quienes tengan un espacio natural para hacer algún tipo de actividad física e incluso simplemente caminar descalzos sobre la tierra y hacer grounding (una práctica que no me cansaré nunca de recomendar, porque creo en su eficacia). En nombre de quienes vivimos en departamentos, les pido que disfruten de ese privilegio.
Quienes como yo viven en esas jaulas urbanas -a veces de oro, pero jaulas al fin- siempre podremos recurrir a YouTube para tomar una clase de gimnasia, con los debidos recaudos para no obligar a nuestro cuerpo a lidiar con un estrés adicional en lugar de ayudarlo a aliviar aquel con el que ya se ve en la obligación de convivir.
Luego, en especial si son empáticos y tienden a absorber energía ajena, les recomiendo mucho implementar cuidados adicionales. Sé que esto puede sonar casi místico para los que no lo son, pero no lo es tanto; no voy a explayarme acerca del tema pero hay abundante material que pueden encontrar sobre él, si les interesa.
En mi vida cotidiana, además de un mínimo de veinte minutos de ejercicio diario, le doy un espacio a la meditación y a la acupresión, para ayudar a que la energía acumulada –que no necesariamente se genera a partir de nuestra experiencia individual- circule y no se quede estancada en el cuerpo.
La mente es la herramienta más poderosa de la que disponemos, y a la vez puede ser el arma más letal para causarnos daño. Es importante (muy importante) educarnos para usarla a nuestro favor. Y, hoy, ese aprendizaje es más necesario que nunca.
3- Presencia digital
Tal vez varios de los lectores de este post llevaban a cabo actividades que involucraban su presencia y una necesaria cercanía con aquellos a quienes ofrecían sus productos y/o servicios. Y, frente a eso, uno de los escenarios posibles en los próximos meses es que pierdan al menos una parte de esos clientes que solían tener.
Es cierto que algunas personas trabajaban de lo que podían (yo también he pasado por esa etapa y la conozco bien). Pero, en otros casos, había una misión o vocación que se manifestaba de una manera, y que podría ser reconvertida para adaptarse a una nueva situación. Por ejemplo, para una maquilladora, el núcleo de su servicio puede ser lograr que sus clientas se sientan diferentes y poderosas luego de pasar sus manos. Quizás en este caso el objetivo se podría lograr a través de otros caminos, por ejemplo hacer talleres de automaquillaje a través de una plataforma digital, de manera sincrónica o asincrónica.
Es posible que en una primera etapa de trabajo en cuarentena los ingresos no sean los mismos que antes, pero el ejercicio del oficio seguirá en marcha y se irán adquiriendo nuevas destrezas que pueden ser el puente hacia nuevos proyectos. También es posible que, en otros casos, la reconstrucción implique una reconversión más profunda, que demande una mayor necesidad de capacitación. Pero de eso hablaré en el siguiente punto.
En lo que respecta a este apartado, en principio, es imprescindible poner un pie en el mundo digital (o avanzar por ese camino, en caso de que ya lo hayamos iniciado). Y eso implica tener presencia en las redes sociales (no en todas, sino en aquellas en las que nos sintamos cómodos y sean funcionales a nuestro negocio) y, en lo posible, un sitio web. Si tienen algo de dinero que puedan invertir en el desarrollo de uno, no lo duden. Siempre fue mi primera sugerencia para quienes me consultaron cómo empezar en el camino freelance y, en este contexto, lo sigue siendo más que nunca.
En un escenario normal, mi recomendación sería que primero armaran un sitio web y luego, como segundo paso, trabajaran en su presencia en redes sociales. Pero, si no tienen recursos disponibles para la compra de un dominio y para pagar un hosting, no es el momento de paralizarse por eso. Definan qué producto o servicio quieren ofrecer, tengan muy en claro la identidad que quieren proyectar, a qué público desean llegar, cuáles son sus objetivos comerciales, qué tono de comunicación emplear para alcanzarlos. Y comiencen por la publicidad que, si bien no es la más rápida, sí es la más orgánica y –bien utilizada- les dará resultados sostenidos: la producción de contenidos para redes sociales.
Finalmente, lo más probable es que ciertos rubros se saturen al menos de manera momentánea, porque es lógico que muchas personas buscarán una fuente de ingresos alternativa. Con respecto a eso, tengo tres cosas para decir.
- Soy una convencida de que, aun si esa situación se prolongara indefinidamente, todos los que demuestren ser idóneos para desempeñar una determinada actividad llegarán a un público afín a su propuesta, más tarde o más temprano.
- No todas las personas que intenten dedicarse a un rubro específico proseguirán en esa labor si no es algo hacia lo que se sientan verdaderamente orientados. Sí: ya sé que la necesidad tiene cara de hereje. Pero creo que si una acción emprendida no está ligada a una raíz que la nutra de manera continua –y ese alimento está vinculado a ese núcleo, a esa misión de la que hablé hace unos párrafos- se debilitará en algún momento. Por eso considero que es fundamental que lo que ofrezcamos esté ligado al valor que sabemos que podemos aportarle al mundo.
- Frente a una competencia que inevitablemente existirá, debemos tener muy claro qué es lo que nos diferencia de otras personas que ofrecen un producto o servicio similar al nuestro. SIEMPRE hay algo que nos hace diferentes, y es lo que hace que cada propuesta tenga determinados clientes y no otros. Es muy, pero muy, importante hacer un análisis exhaustivo para saber qué es aquello que nos hace únicos.
4- Capacitación
Aunque a grandes rasgos, en el ítem anterior mencioné puntos importantes para encarar un emprendimiento online. Es poco frecuente que tengamos una formación sólida en todos ellos. E, incluso si la tuviéramos, el universo digital es tan dinámico que ningún conocimiento es definitivo, y debe ser actualizado de manera constante.
Quizá le podamos pagar a alguien que tenga más experiencia en aquellas áreas en las que no somos tan fuertes, o tengamos la suerte de contar con alguien que nos pueda dar una mano de manera gratuita. Pero, de no ser así, no se trata de un obstáculo insalvable. Hoy en día contamos con miles de herramientas de capacitación gratuita o a muy bajo costo.
Podemos capacitarnos en prácticamente todo lo necesario para llevar a cabo un proyecto de trabajo en cuarentena. Si tenemos la actitud para encararlo, tenemos la aptitud para aprender. En épocas mejores, podremos delegar en otros ciertas tareas pero, para arrancar, hoy en día tenemos los conocimientos indispensables a nuestro alcance. El primer paso es adquirir herramientas que les permitan poner sus ideas en práctica. Esto es, traducirlas en acciones concretas, que serán las que brinden resultados tangibles.
5- Disciplina
Inmersos en este magma difuso que estamos atravesando, a veces tenemos la engañosa sensación de que las fronteras del tiempo se expanden y superan los límites que conocíamos, y de que los días tienen horas eternas.
Pero no.
En parte, reconozco que el tiempo es una percepción. Pero, mientras estemos anclados en esta dimensión, también transcurre de manera objetiva: el día sigue teniendo 24 horas, y el tiempo sigue manteniendo su díscola y antipática costumbre de no esperar a nadie.
Yo sé que en este contexto todos queremos tener instantes de escape y distracción, que todos tenemos nuestros compromisos (aunque no sean laborales), que se hace difícil establecer rutinas cuando todo a nuestro alrededor parece atentar contra el objetivo de lograrlo.
Por eso, justamente por eso, es cuando más debemos trabajar sobre este punto. Es una cuestión de prioridades. Cada uno sabrá cuáles son las suyas, y si tienen que ver con el trabajo en cuarentena o no.
Y, una vez que las hayamos establecido, seamos lo suficientemente disciplinados como para cumplirlas. No todos los días serán 100% productivos: debemos saberlo de antemano y aceptarlo como parte del proceso. Pero si destinamos de manera inamovible una parte de nuestro día a nuestras prioridades, iremos conquistando logros que nos ayudarán a seguir adelante.
Una recomendación final acerca del trabajo en cuarentena
Si llegaron hasta acá y sienten que todo está muy lindo en los papeles, pero que es imposible –dadas sus circunstancias- que puedan llevarlo a la práctica, les recomiendo lo siguiente.
Tomen una hoja de papel (sí, papel; dejemos la computadora o el celular para una etapa posterior) y escriban algo, cualquier cosa, acerca del proyecto que quieren iniciar. Pueden ser objetivos comerciales, la identidad que le quieren imprimir, los pasos que planean dar para comenzar… lo que sea, todo sirve, y no es necesario que sea un texto largo.
Haber dado ese pequeño paso en el plano físico será un gran paso en el plano simbólico, que los impulsará a avanzar, siempre que el proyecto acerca del que escriben los represente y esté alineado tanto con sus metas como con sus valores.
Espero que este texto acerca del trabajo en cuarentena les haya resultado útil. Nos vemos del otro lado de estas aguas turbulentas… o en el próximo texto.
Si te gustó este post y querés expresar de alguna manera tu agradecimiento:
PH: Bongkarn Thanyakij – Pexels