consejos para el 2020

Sí, ya lo sé: el título de este post puede sonar un poco desfasado, habida cuenta de que estamos comenzando el mes de abril (y me arriesgo a decir que de antemano, como escribió Sabina, sentimos que alguien nos lo robó).

Pero, como sabemos, una ola inconmensurable nos está dando un buen revolcón, y no precisamente de aquellos que se disfrutan. Por eso, de alguna forma, creo que todos estamos haciendo un reset de aquello que nos habíamos propuesto hacer en este 2020. Lo curioso esta vez es que esa situación, que a muchos nos ha tocado atravesar en algún momento de nuestra existencia de manera aislada, se da ahora en simultáneo para el conjunto de los habitantes de este planeta.

La primera parte de este post fue escrita en diciembre de 2019 (aunque publicada un poco después) y esta continuación fue tomando forma durante enero y febrero. Me planteé dejarla en el olvido, pero creo que -en esencia- los puntos acerca de los que hablo siguen siendo válidos en este momento, de manera que decidí finalmente publicarla.

Con respecto a esa primera parte, sin duda debo revisarla -y de ser necesario editarla- para que pueda ser de utilidad a mis lectores frente a los nuevos desafíos que nos presenta este año. Lo haré a la brevedad pero, hasta que eso ocurra, igualmente pueden visitarla. Quizás algo de lo expresado allí y aquí pueda ayudarles a redefinir sus metas para el 2020.

6) En la fotografía como en la vida

Lo importante es hacer foco. Bueno, sí, estamos de acuerdo: en la fotografía el «fuera de foco» puede llegar a arrojar resultados muy artísticos. No así en la vida en general.

Y en este momento, más que nunca, creo que al delinear nuevas metas para el 2020 es imprescindible que hagamos foco sobre aquellas variables que podemos controlar. Dado que no somos omnipotentes (y la existencia se encarga de enviarnos un recordatorio) no desperdiciemos nuestras energías en lo que escapa a nuestro alcance. Hagamos foco en aquello que podemos ser y hacer, con la certeza de que las semillas que sembremos ahora echarán raíces y crecerán, sin prisa pero sin pausa. Y, más importante aun, de que podremos compartir sus frutos con personas que los necesiten.

En el nivel más inmediato, es importante concentrar nuestra energía y nuestros recursos en aquellos trabajos que debemos llevar a cabo. Como siempre digo, y más en este contexto, no me refiero necesariamente a trabajos para clientes externos, sino aquellos que le debemos a nuestro cliente más importante: nosotros. Cuanto mejor cuidemos de nosotros mismos, mejor podremos cuidar de los demás.

Por otra parte, si hacemos home office y mientras trabajamos notamos que nos estamos dispersando, podemos probar una o varias de las técnicas que sugiero para recuperar el estado de «flow». Tal como ocurre con este post, aquel también tiene su primera parte y su correspondiente continuación.

Y, como menciono en esa misma entrada —y ratifico aquí— cuando notamos que definitivamente hemos perdido la concentración, lo mejor que podemos hacer es levantarnos y dedicarnos a otras actividades, para volver más frescos a aquel tema que se resistía a nuestros intentos de hacerlo avanzar.

Dos buenas noticias sobre la cuestión de enfocarnos en algo y hacer todo lo posible para evitar distracciones:

  • Como ocurre con otras actividades en la vida, cuánto más lo hagamos, más fácil se nos hará.
  • Lo maravilloso de trabajar de esa manera es que notaremos, de forma progresiva, que se reducirá drásticamente la cantidad de tiempo que nos llevan ciertas tareas. Siempre habrá excepciones, claro; y días mejores y peores. Pero comenzaremos a advertir esa fantástica sensación de que, por ejemplo, podremos hacer en cuatro horas lo que antes nos llevaba el doble (o más) de tiempo.

7) Cuidate, querete

Creo que coincidiremos en que esta de hecho es una de las más importantes metas de 2020, para todos. En especial -por motivos que no necesito enumerar- para nosotros los freelancers que, entre otros conocimientos, tenemos un doctorado honoris causa en autogestión.

Es necesario que evitemos a toda costa el desgaste de nuestra salud; y me refiero sobre todo a la mental. No solo somos nuestro cliente principal sino también nuestro recurso más importante. Como señalé en la primera parte de este post, nadie que se esté desangrando puede dar una buena batalla frente a un enemigo poderoso. Y, en cierta medida, somos nosotros quienes le damos poder a ese adversario, ya que él se alimenta del que nos quitamos a nosotros mismos. Cada precioso momento que le entregamos a la desesperación y al consumo de información excesiva y proveniente de fuentes dudosas (conducta que dio origen al neologismo infodemia) es una suerte de puñalada invisible que nos autoinfligimos.

Mi lema es que ningún bien del que podamos disponer es tan valioso como nuestro tiempo. No obstante, existe otro bien que no deberíamos dejar jamás que nada ni nadie nos arrebate, que es nuestro poder personal. Porque, en definitiva, jamás podremos alcanzar nuestras metas para 2020 ni para ningún otro momento si atamos el ejercicio de ese poder a circunstancias externas.

8) El tiempo no para

Me resulta bastante irónico leer este título -escrito en enero- ahora, donde creo que todos tenemos esta máxima bastante presente. Tal como cantaron tanto Freddie Mercury como los Rolling Stones, time waits for no one.

Lo que quería expresar cuando pensé en este punto es que, algún día, nos arrepentiremos de no haber intentado poner en práctica aquello a lo que tantas veces le dimos vuelta en nuestros sueños. Sé que el contexto no parece muy alentador para desarrollar nuevos proyectos pero, en todo caso, habrá que redefinirlos teniendo en cuenta previsiones realistas con respecto al futuro que, en algún momento, será nuestro presente.

9) Volver al futuro

Hablando de futuro, en línea con lo que comentaba en el ítem anterior, pienso que si tuviéramos la oportunidad de viajar al pasado -y no hay necesidad de irse muy lejos; en este caso aplica la opción de un pasado muy reciente- querríamos cambiar varias cosas. Entre ellas, posiblemente, nuestras metas para 2020. Pero eso es algo que aún podemos (debemos) hacer.

El sentido original que quería darle a este apartado es el de que hiciéramos un viaje mental al pasado y recordáramos por qué elegimos el camino freelance (hablo de ese porque este blog se dirige principalmente a profesionales independientes, pero sé que hoy en día puede hacerse extensivo a otros tipos de actividad laboral). El siguiente paso del ejercicio sería poner esa información por escrito. Y, por último, deberíamos contrastar si esos postulados originales pueden verificarse en la forma en que desempeñamos nuestra actividad. Si no es así, sería menester modificar nuestro curso de acción tan pronto como podamos hacerlo.

Creo que, si las condiciones de nuestra profesión así lo permiten, este punto sigue siendo válido. Y, si nuestra ocupación se ve afectada por las circunstancias que nos rodean, quizá sea útil rescatar los valores y objetivos que nos llevaron a elegir un determinado trabajo, y evaluar de qué manera podemos adaptarlo o re-crearlo en un escenario que nos demanda nuevas maneras de relacionarnos. En caso de sentir que no lo podemos hacer por nuestra cuenta, tratemos de buscar a alguien que nos pueda dar una mano. Estoy convencida de que el que tiene un objetivo firme y busca, encuentra. A veces solo es necesario detenernos un momento y evaluar en qué lugares es más conveniente realizar esa búsqueda, y de qué manera. La respuesta siempre está en nuestro interior.

10) La pelota está de tu lado de la cancha

Mientras hay vida, hay tiempo. Mientras hay tiempo, hay posibilidad de accionar para mejorar la situación. Siempre tenemos recursos disponibles -incluso en los peores momentos- aunque no sean económicos o materiales.

Sí, soy muy pragmática, lo sé. Pero lo soy porque, después de haber atravesado muchas crisis en la vida, sé que no hay que dejarse llevar por ellas, que debemos tener la cabeza lo más fría que nos sea posible, que debemos hacer un inventario de todo aquello con lo que contamos para atravesar esa situación, y que debemos compartir esos recursos con personas a las que sabemos que pueden serles útiles.

Estoy segura, pero más que segura, que el tip final de esta lista es ese que solo conocen ustedes, y que solo ustedes pueden aportar y llevar a cabo para un crecimiento personal que genere un impacto positivo a nivel social.

Espero que estos tips les resulten de ayuda para diseñar su propia hoja de ruta con el fin de establecer sus metas para 2020, que -en estos días- nos sorprende con un nuevo inicio.

PH: Ava Sol – Unsplash


Una respuesta a «2020: 10 tips para crear una hoja de ruta (Parte 2)»

  1. […] Hay dos frases que siempre repito. La primera es que nadie puede dar una buena batalla si se está desangrando. La segunda es que cuanto mejor estemos, más posibilidades tenemos de ayudar a otros. No perdamos […]

Deja un comentario

Descubre más desde Ariana Riccio - Mi blog de corrección y redacción

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo